En esta visita tendrá la oportunidad de conocer el centro histórico y todos los monumentos que hacen de nuestra ciudad un lugar tan especial, desde la Iglesia de Santa Maria do Olival, otrora emblemático panteón de la Orden del Templo, hasta la singular Sinagoga, centro cívico de la Judiaria. En el medio, todavía tendremos tiempo para disfrutar de unas bellísimas tapas locales, en un viaje por los sabores de nuestra tierra. Por la tarde, y porque dejamos lo mejor para el final, tendrá la oportunidad de visitar el ex-libris de la ciudad, el Convento de Cristo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde puede explorar la historia de Portugal en un inmenso libro que es este lugar sagrado. Aquí, las diversas épocas de la humanidad se unen en un solo lugar, creando un panel arquitectónico que las 7 maravillas del mundo envidiarían. Al final, para finalizar este recorrido a lo grande, no podríamos dejar de ir al Aqueduto dos Pegões, una inmensa obra filipina que abastecía de agua el Convento de Cristo. Allí verá el atardecer y se despedirá, a la ciudad que le recibió con los brazos abiertos.

Y ahora puede considerarse un verdadero “Tomarense”.